El martes 20 de setiembre de 2022 pusimos rumbo a Uganda. Era un viaje muy especial, porque era el primero en irnos lejos desde la pandemia del Coronavirus y sus restricciones, que empezaron en Marzo 2020, y nuestro último viaje había sido a Kenia en enero de 2020. Volaríamos a Entebbe desde Bilbao haciendo escala en Ámsterdam con la KLM.
Visitando Ámsterdam
El vuelo que reservamos no tuvo nada que ver con el que acabamos viviendo. Habíamos contratado un Bilbao - Entebbe con escala en Ámsterdam de 2 horas tanto a la ida como a la vuelta, pero por alguna razón los Bilbao - Ámsterdam y Ámsterdam - Bilbao se cancelaron y en concreto para volar a Entebbe nos reubicaron en uno de la tarde anterior, por lo que en lugar de volar el miércoles a primera hora tuvimos que volar el martes por la tarde.
Habíamos reservado un hotel cercano al aeropuerto, a las afueras pero, aunque Aitor y Fran ya conocían Ámsterdam nosotros era la primera vez que íbamos y nos apetecía visitarla por lo que cogimos el tren que va al centro y en tan solo 15 minutos estábamos en la estación central.
Después de visitar los canales, la casa de Ana Frank, el barrio rojo y cenar en una pizzeria del centro, cogimos un Uber para ir al hotel que habíamos reservado en Booking.
Llegada a Entebbe y visado ugandés
A la mañana siguiente cogimos otro Uber para ir de nuevo al aeropuerto de Schiphol, desayunamos un café y un bollo a precio de oro y embarcamos en nuestro vuelo Ámsterdam - Entebbe.
Poco después de despegar, nos sirvieron la comida, seguida de una pequeña merienda por la tarde. Antes de llegar a Entebbe, el avión haría una parada en Kigali, Ruanda, para dejar y recoger a otros pasajeros. Esto es algo que ya habíamos vivido en Namibia y en Tailandia por lo que no nos sorprendió demasiado.
Habíamos solicitamos y pagado el visado online por 50$ por persona, por lo que en los puestos de inmigración del aeropuerto nos limitamos a enseñar el recibo que nos descargamos y fue todo muy rápido.
Primer encuentro con nuestro amigo Charis
Una vez recogidas las maletas, también un proceso muy ágil, salimos del aeropuerto donde nos esperaba nuestro nuevo compañero de viaje, Charis.
Como era ya de noche (nuestro vuelo llegaba a las 22:20) Charis nos acercó al alojamiento que habíamos contratado en Booking, muy cerca del aeropuerto de Entebbe, el Gorilla African Guest House. Cogimos un apartamento con dos habitaciones para los 4 por 44€ más o menos. La ducha era bastante pobre, pero sólo lo necesitábamos para descansar unas horas.
La cocina estaba ya cerrada porque era muy tarde así que tiramos de artillería pesada. Llevamos jamón, otros embutidos, palitos de pan, ... Le ofrecimos un poco de jamón al chico que nos atendió y no le gustó nada, prefería los palitos de pan...
Charis volvió a dormir a Kamapala, la capital, esa noche, ya que acababa de ser padre y quería pasar una última noche con su mujer antes de desaparecer por varias semanas.