Tras pasar dos noches en el magnífico Camping Baía cercano a Aquidauana nos acercamos un poco más a Bolivia. Nuestro destino era la pista MS-184, donde también se suelen ver bastantes animales, y nuestro alojamiento durante las próximas dos noches sería la Pousada São João.
Pousada São João
Así como en el Camping Baía nos cocinábamos nosotros en la estupenda cocina, en la Pousada São João teníamos régimen de pensión completa y aquí empezamos a coger los kilos que todavía estamos tratando de esquivar una vez de vuelta en casa. Como en prácticamente todos los sitios que visitamos en Brasil las tres comidas eran bufet libre, y en el caso de la Pousada São João, era un bufet de categoría.
Las habitaciones no estaban mal, con aire acondicionado correcto y mosquiteras relativamente en buen estado, pero con poca atención al detalle (las paredes eran básicamente ladrillo con cemento). Eso sí, las comodidades adicionales se pagan, y ya en este alojamiento comenzamos a ver cómo el precio por noche aumentaba.
La pousada goza de una amplia extensión de terreno donde se puede pasear en buscar de animales. Como llegamos por la tarde ya que la mañana la habíamos dedicado a buscar osos hormigueros en la pista de Aquidauana es lo que hicimos, al menos hasta que la lluvia nos empujó a darnos una ducha y pensar en cómo organizar el día siguiente mientras esperábamos ansiosos la cena ya que no habíamos comido porque llegamos más tarde de las 14:00 y, como hemos comentado, en Brasil son muy estrictos con las horas de las comidas.
Nosotros íbamos con la idea de ver jaguares en Porto Jofre, dejando el mejor plato para el final del viaje, pero el guía de la Pousada nos metió en la cabeza hacer un intento al día siguiente en el río Miranda. Nos comentó que había bastantes posibilidades, argumento que cuadraba con lo que nos comentó un amante de las aves que conocimos en el camping Baía y que dos días antes había visto un jaguar tras un safari en barca de unas 10 horas.
Como nos dijo que lo mejor era ir después de comer organizamos el día siguiente de tal forma que por la mañana aprovecháramos para pasear por los terrenos de la pousada y por la tarde bajar al río Miranda a ver si había suerte.
Paseo por los terrenos de la Pousada São João
Por la mañana el propio guía nos recomendó una ruta circular e incluso la compartió por nosotros por Whatsapp. Cuando nos pusimos a andar (todos menos Iñaki, que decidió quedarse en la Pousada) desde lejos nos comentó que había algo de agua y que podríamos mojarnos, así como quitándole importancia.
El caso es que nos pusimos a andar y animales, lo que se dice animales... pocos. Eso sí, el entorno era bonito y se agradecía el cobijo que daban las zonas de arbustos que atravesábamos. No era todavía hora punta de sol, pero se acercaba y el camino estaba pensado para atravesar muchas zonas de sombra.
Cuando llegamos a la mitad de camino empezamos a entender lo que nos decía por agua... Mientras Sara y Fran decidían meter su calzado en los charcos, Aitor y yo fuimos más aventureros, tratando de pasar por la valla de madera que atravesaba el charco, que era inevitable. Nos costó lo nuestro, pero salimos airosos de la aventura y continuamos por el camino marcado con nuestro calzado seco.
Más adelante no tuvimos ya tanta suerte, ya que no había manera de bordear la nueva zona encharcada y Fran, que iba de avanzadilla, comprobó que el agua llegaba hasta las rodillas. Casualmente en ese momento llegó el guía a caballo con un grupo grande de turistas al que pedimos medio en broma que nos pasara al otro lado del charco en su caballo, cosa que reusó también medio en broma. No había otra opción, y el esfuerzo que habíamos hecho Aitor y yo fue en balde ya que nos mojamos hasta las rodillas.
Después de esta aventurilla regresamos a la pousada donde, además de darnos una buena ducha, tuvimos que hacer la colada y poner el calzado al sol para que se secara.
Buscando excursión en barca por el río Miranda en el Passo do Lontra
A mediodía disfrutamos del gran buffet de la Pousada y nos extrañábamos porque el guía no aparecía para poder conocer más detalles sobre la excursión del jaguar que nos había ofrecido la noche anterior, por lo que le comentamos a Itamar, el hombre que llevaba el restaurante, que le llamara para poder hablar con él.
Cuando apareció nos extrañó mucho su cambio de discurso, las facilidades del día anterior se habían esfumado no sabíamos muy bien por qué, por lo que decidimos ir nosotros por nuestra cuenta al Passo do Lontra para ver si alguien nos ofrecía algo similar.
Llegamos al gran puente sobre el río Miranda del Passo do Lontra, aparcamos el coche en el Hotel Santa Catarina y bajamos al río a buscar a alguien que pudiera ofertarnos una excursión por el río.
La gente es muy abierta y amable y no tardaron en decirnos que lo que buscábamos era un guía y fueron a buscar uno para nosotros. Tuvimos mucha suerte porque Tony, el chico que nos recomendaron, hablaba muy bien inglés. Nos comentó que ya era un poco tarde y que tendríamos muchas más posibilidades de ver jaguares si en lugar de esa tarde hacíamos la excursión al día siguiente, a primera hora.
Acordamos vernos con él por tanto en el mismo punto a las 6:00 de la mañana al día siguiente, nos ofertó un precio mucho más económico que lo que nos ofrecía la Pousada para un paseo de tarde y nos despedimos.
Lo siguiente que tuvimos que hacer fue coger alojamiento para la noche posterior ya que después de la Pousada São João teníamos dos noches para decidir sobre la marcha y como la excursión iba a ser de día entero convenía tener ya apalabrado un lugar donde pasar la noche.
Como habíamos aparcado el coche en el Hotel Santa Catarina, fue el primer sitio donde preguntamos. Nos dieron buen precio con desayuno y cena opcional pero bastante baratos y no lo pensamos más.
Dimos una vuelta por el Passo do Lontra y volvimos a la São João para dejar pagado el alojamiento y negociar que nos pusieran el desayuno antes de lo previsto para poder empezar la excursión al día siguiente cuanto antes y nos empaquetaran algo de comida, ya que la teníamos pagada. Una ducha, preparar las mochilas y a disfrutar de la última cena buffet.
En busca de jaguares en la excursión en barca por el río Miranda
Al día siguiente madrugamos para desayunar temprano, nos despedimos de Itamar y el resto de la gente de la Pousada São João y cogimos el coche rumbo al Passo do Lontra, cruzando los dedos pensando en que era factible ver algún jaguar.
Nuestro guía Tony lo dio todo, estuvo concentradísimo durante las 12 horas que estuvimos en el río... pero no hubo suerte. Sí que vismos varios sitios con huellas muy recientes, pero no hubo manera y sufrimos sobre todo a partir de las 10:00 de la mañana un calor infernal en una barca que no tenía ni parasol.
Y aquí lanzamos nuestra sospecha. Como contaremos más adelante, en Porto Jofre vimos jaguares todos los días... pero sobre todo a primera hora de la mañana prácticamente siempre en el mismo sitio y tienen montada una "industria del jaguar" importante (está lleno de turistas que pagan un dinero importante por fotografiar al jaguar). ¿Puede ser que en Porto Jofre utilicen alguna trampita para conseguirlo? ¿Algo de comida de madrugada, antes de que lleguen los turistas?
Ahí lo dejamos caer...
Estos son algunos de los animales que vimos durante nuestra excursión.
Tras la excursión en barco fuimos al Hotel Santa Catarina a pegarnos una ducha, cenar algo y dormir. Al día siguiente descansaríamos un poco de nuestra búsqueda de animales ya que haríamos un poco de turismo en Corumbá, la frontera de Brasil con Bolivia, antes de cambiar de dejar el Mato Grosso do Sul para ir al norte (Mato Grosso a secas).