Lo más duro de nuestro viaje por el Pantanal Brasileño fue sin duda el viaje hasta Campo Grande, la ciudad más grande y capital del estado de Mato Grosso do Sul, y es que tuvimos que coger nada más y nada menos que 4 vuelos.
Vuelo Madrid - Roma
El primer vuelo lo cogimos el martes 5 de septiembre de madrugada, para lo cual viajamos en coche hasta Madrid el lunes por la tarde-noche.
Aparcamos en el parking low cost del Aeropuerto de Madrid y tras coger el autobús gratuito que conecta con la terminal T2 desde la que salía nuestro vuelo hicimos tiempo hasta que se abriera el mostrador de facturación.
Vuelo Roma - São Paulo
Al llegar a Roma nos dirigimos rápidamente a la puerta de embarque de nuestro vuelo de conexión, ya que la escala era relativamente corta y esperamos a que iniciara el embarque del vuelo de unas 12 horas y media que nos trasladaría al aeropuerto de Guarulhos en São Paulo.
El vuelo no iba lleno y hubo gente que fue rápida y en cuanto el comandante apagó la luz que indica la obligatoriedad del uso de cinturones de seguridad corrieron raudos y veloces en busca de hileras de 4 asientos libres que convertirían en su cama, cosa que hizo del viaje una experiencia mucho más placentera.
Equipajes perdidos en São Paulo
Tuvimos la mala suerte de que nuestra tienda de campaña, facturada en Madrid como equipaje especial, se quedó en Roma. Estuvimos un rato esperándola en la zona de equipajes especiales del Aeropuerto de Guarulhos y al no aparecer tuvimos que gestionar su pérdida en el mostrador de equipajes perdidos.
El problema es que nos pedían una ubicación a la que poder enviarla y nosotros no sólo íbamos a cambiar de ubicación prácticamente cada día sino que muchas de ellas iban a ser de difícil acceso por pistas.
Aún así, les dimos la ubicación del primer camping donde nos ibamos a alojar y aquí comenzó la odisea de tratar de recuperar nuestra tienda de campaña a la vez que pagábamos de más en cada camping por no poder disponer de ella.
Spoiler... no la recuperamos hasta el día que volvimos, en el mismo aeropuerto de Guarulhos...
Tarjeta SIM en Brasil
Algo que había resultado tan sencillo en tantos otros países como Kenia, Uganda, Sudáfrica, ... como es comprar una tarjeta SIM se convirtió en misión imposible en Brasil.
Mientras Sara y yo tratábamos de facturar nuestra mochila (el resto de le expedición no facturaba, ya que el coste era elevado y nosotros lo hicimos para poder llevar los sacos de dormir y colchonetas, que a la postre no pudimos usar) Aitor y Fran se dieron una vuelta por la Terminal 1 del Aeropuerto de Guarulhos buscando dónde comprar una tarjeta SIM (allí la llaman "chipi" en lugar de SIM) y dieron con un pequeño puesto donde consiguieron una para cada uno.
A nosotros no nos dio tiempo, pero no le dimos importancia, ya compraríamos una en Campo Grande al día siguiente... Cosa que fue un error ya que nos pasamos la primera semana de viaje preguntando por tarjetas SIM (chipis) y no fuimos capaces de activar la tarjeta Claro que compramos... ni en la propia tienda oficial de Claro en un centro comercial de Campo Grande.
Par activar una tarjeta SIM en Brasil se necesita un CPF (una especie de documento de identidad brasileño) y los turistas no tenemos.
Creemos que tanto a Fran como a Aitor les activaron las suyas con sus CPF los chicos que les atendieron, sino no nos lo explicamos.
Llegada a Campo Grande
Tras conseguir facturar nuestra mochila corrimos al autobus gratuito que comunica la Terminal 1 con la Terminal 2 del Aeropuerto de Guarulhos ya que en breve saldría nuestro avión a Curitiba, donde haríamos la última escala de dos horas antes de partir a nuestro destino final, Campo Grande.
Tras estos dos últimos vuelos aterrizamos en Campo Grande sobre las 0:00 de la noche del martes 5 de setiembre, y teniendo en cuenta las 6 horas de diferencia con Madrid y que habíamos salido de casa a las 20:00 habíamos estado viajando unas 34 horas.
Uber en Brasil
Tenemos que decir que Uber en Brasil funciona fantásticamente. Los precios son económicos y hay muchísimos conductores por lo que los tiempos de espera son bajísimos y no tuvimos ninguna pega en ningún momento.
Los coches quizás sean más antiguos y más rodados que en otros países, pero eso no supuso ningún problema.
En cuanto recogimos nuestra mochila de la cinta de equipajes en Campo Grande Sara y Fran solicitaron dos Uber (éramos 5 por lo que necesitábamos siempre llamar a dos) que llegaron rapidísimo a la puerta del aeropuerto y nos dirigimos al Hotel Alkimia que habíamos reservado por Booking para descansar unas horas antes de comenzar nuestra aventura por el Pantanal Brasileño.